sábado, 21 de noviembre de 2009

Impudicia bloguera

Pensaba yo esta mañana en la impudicia de esto del blogueo, de lo que se han escrito ya varias tesis doctorales, pero que no ha sido hasta hoy en que he constatado su potencial carácter de diario privado de carácter público y hasta los efectos terapéuticos que, como toda escritura, encierra.

Y es que el formato facilita además, creo yo, una mejor escritura, más desenfadada, natural, agil y suelta, menos formal y pinchuda que la que a uno le imponía el respeto reverencial rendido al papel impreso. Como tampoco se puede evitar pensar que en ocasiones los mejores escritores o periodistas han sido los más impúdicos.

En apoyo de todo esto vendría el tópico que a gente como Pedro J. Ramírez siempre le gustaba antaño referir al advertir a los jóvenes que se iniciaban en el oficio que el papel en que se imprimen sus exclusivas de mañana será el mismo con el que se envuelva el pescado de pasado mañana.

¿Pero garantiza eso un mayor capacidad de difusión y permanencia de lo que se escribe en un blog o no será que quién escribe sólo en un blog lo hace porque no puede escribir en otro sitio?

Les dejo todos estos interrogantes por si alguien se anima a intentar dar respuestas, pero de lo que no cabe duda es de que éste es un medio de comunicación absolutamente distinto, y cuyo futuro está por ver.

Y, al menos esa es mi opinión por mi propia experiencia, la capacidad de influencia del papel impreso en las altas esferas políticas y sociales sigue siendo lo que prima.

Al margen de que en un blog se puedan compartir mejor las opiniones y hasta los estados de ánimo con los amiguetes.

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